¿After sun o hidratante?

Por Laura Tardón (El Mundo)
Fecha: 26/07/2014

Hay que aplicar la protección media hora antes de la exposición...

  • Los after sun incorporan sustancias calmantes e incluso antiinflamatorias

  • No existe ninguna crema que proteja completamente de los efectos de los rayos UV

  • No es tan importante el índice de protección como el hecho de aplicarse bien la crema

Seguramente no tenga dudas sobre la importancia de incluir en su cesta de la compra un buen fotoprotector solar, pero quizás no le resulte tan claro si para después de un baño de sol es más adecuado un producto after sun o una simple crema hidratante. EL MUNDO consulta con varios dermatólogos que explican las diferencias entre ambas opciones.

Las dos son hidratantes, fundamental para paliar la sequedad de la piel que produce el sol, pero el after sun incorpora además componentes calmantes. Casi toda esta gama de productos «llevan una base de menta que, al igual que los champús amentolados, ayuda a calmar picores dérmicos», expone Manuel Ángel Rodríguez, jefe de servicio de Dermatología del Complejo Asistencial Universitario de León. «Algunos incluyen sustancias que, sin llevar corticoides, tienen efectos antiinflamatorios para las pieles un poco quemadas, como la enoxolona».

En los casos de quemaduras más graves, subraya el dermatólogo, conviene acudir al médico, si ya han aparecido ampollas (puden infectarse) o si la quemadura conlleva malestar general. Podría ser necesario indicar un tratamiento con antiinflamatorios y corticoides. Se estima que una quemadura con ampollas duplica el riesgo de que esa persona sufra un melanoma a lo largo de su vida.

No obstante, la recomendación, más que comprar un after sun o cualquier crema hidratante, consiste en evitar una exposición prolongada a los rayos ultravioleta. «Cuando la sombra sea más pequeña que el individuo, es mejor quedarse en casa», apunta el especialista. Y «no confiarse si el tiempo está nublado, porque la radiación atraviesa las nubes», recuerda.

La mejor amiga de su piel es la protección y ésta no es sinónimo de fotoprotector solar, sino de varias recomendaciones. Primero, «evitar salir a la calle en las horas centrales del día y utilizar filtros físicos, es decir, ropa de cierto grosor, opaca, no sirven las transparentes», señala el dermatólogo. «Son capaces de reflejar la luz solar como un espejo, por lo que ejercen de pantalla total».

Los fotoprotectores químicos son otro punto clave de la protección. Son sustancias que aplicadas en la piel absorben los rayos ultravioleta a través de reacciones químicas. De ahí que la necesidad de extender el fotoprotector 30 minutos antes de la exposición.

En este apartado, se pueden encontrar un sinfín de variedades. Sin perder de vista que «el índice de protección solar total no existe», aclara el experto, «la mejor opción es un producto que proteja de los rayos ultravioleta tipo B -causantes de las quemaduras y, a largo plazo, del cáncer de piel- y tipo A -responsables del envejecimiento prematuro de la piel y, en menor medida, también de la aparición del melanoma-, además de la luz infrarroja (IR)». En la última década se han multiplicado los estudios que alertan sobre los resultados perjudiciales de los rayos infrarrojos tipo A (IR-A). Según apuntan, a largo plazo, produce fotoenvejecimiento e, incluso, promueve el cáncer de piel.

En cuanto al índice de protección recomendable, por lo general, cuanto más oscura sea la piel de un individuo, menos numeración requerirá. Sin embargo, no es tan importante la diferencia que hay entre el índice 30 y 50 como la adecuada forma de aplicárselo. «Hay que ser muy repetitivo».

Lo ideal, apuntan los expertos, es extender una capa de dos miligramos por centímetro cuadrado en la piel seca media hora antes de la exposición solar y después de cada baño (ya en 2011, la FDA advirtió sobre la exageración de la afirmación resistente al gua). Teniendo en cuenta que casi nadie cumple con la recomendación de las cantidades (tendría que usarse un bote para dos o tres veces), generalmente se aconseja un filtro de 30.

Dado lo complicado que resulta aplicarse estas cantidades, especialmente en los más pequeños, los especialistas recuerdan el formato spray. Es más agradable, más cómodo y fácil de aplicar. Su textura facilita la aplicación. Dicen los médicos que existe la percepción de que, como es líquido, protege menos, pero si se compensa aplicando más, puede ser un producto muy ventajoso, recomiendan.

No hay que obviar que en el mercado también hay disponibles unascápsulas orales de fotoprotección, que incluyen sustancias como los betacarotenos, polifenoles, vitaminas A, C, E… Sin embargo, no se puede recomendar su uso único. «Son mucho menos eficaces que los filtros químicos y físicos», afirma el doctor Rodríguez.

Las investigaciones demuestran que, efectivamente, estas píldoras evitan la muerte celular que produce la radiación solar, pero advierten que sólo con la dieta (los antioxidantes están presentes en toda la fruta y verdura fresca) o a través de cápsulas no se alcanza la dosis necesaria para establecer un escudo eficaz. Por lo tanto, no es una solución para evitar el daño solar.

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