¿Realmente el Botox alivia las migrañas?

Por Michael Mosley (BBC)
Fecha: 08/11/2014

migranasbotox-intEstá entre las 20 enfermedades más debilitantes del mundo y afecta al 10% de la población, incluyendo a niños. Algo tan sencillo como una copa de vino o un pedazo de queso o chocolate puede disparar un ataque. Se trata de la migraña o jaqueca.

Lejos de ser un fuerte dolor de cabeza, la gente que sufre de migrañas puede experimentar síntomas dramáticos.

«Tengo que concentrarme para poder caminar en línea recta, y si tengo que hablar, decir dos frases seguidas, me queda difícil», le cuenta a la BBC Andy Bloor, catedrático de la Universidad de Cambridge que acude a la entrevista con anteojos oscuros pues no resiste la luz.

«Tengo un ataque de migraña».

Lo que describe son síntomas neurológicos.

«Alguien alguna vez dijo que es un asalto intensivo al cuerpo. Es una buena manera de describirlo», opina Bloor.

No ser lo que quieres

Las migrañas aún no se comprenden bien, pero parecen ocurrir debido a la manera en la que la información sensorial es procesada en el cerebro.

La gente con predisposición a sufrirlas tiene períodos sensitivos en los que los sabores fuertes -como el queso maduro o el chocolate, o las luces brillantes y ruidos fuertes- pueden saturar su sistema sensorial.

Si muchos de estos disparadores se acumulan, se llega al umbral y causan una migraña.

Bloor tuvo su primer ataque cuando tenía poco menos de 20 años.

En su vida laboral, ¿cómo maneja su condición?

«De repente estoy dando clase frente de un grupo de estudiantes y empiezo a perder el equilibrio o a mascullar o confundir las palabras… para ser honesto, es muy embarazoso».

Encontrar un tratamiento que lo libere de esta enfermedad revolucionaría su vida, dice el catedrático.

«Durante los casi 20 años que he sufrido de migrañas, no recuerdo un momento en el que no afectaran mi vida. Impiden que hagan cosas que te gustaría hacer, que seas la persona que quieres ser».

La belleza del tratamiento

Debido a lo poco que se sabe de las migrañas, es raro que surjan nuevos tratamientos para curarlas o controlarlas.

Algunos clientes notaron que el botox no sólo los hacía ver mejor sino también sentirse mejor.

El consejo común para tratarlas no ha cambiado en años: evitar los disparadores, tratar de seguir patrones regulares de sueño y dieta y, cuando ocurran los ataques, tomar analgésicos.

Generalmente, los avances médicos se desarrollan en los principales hospitales del mundo, pero para la migraña hay uno que salió de la nada y de un lugar insospechado: un salón de belleza.

Y era nada menos que el presunto elixir de la juventud conocido como Botox.

Algunos clientes notaron que, además de borrarles las arrugas, les aliviaba las migrañas.

Eso les dio a los investigadores una nueva pista sobre la condición.

¿Qué estaba haciendo el Botox o toxina botulínica?

A prueba

Para la BBC, Bloor se prestó a someterse a la aguja del doctor Mark Weatherall en el Hospital Charing Cross en Londres.

Weatherall le puso 31 inyecciones de Botox en su rostro, cabeza, cuello y hombros. En este caso, no las dirigió a los músculos sino a regiones en las que están los nervios sensoriales.

A Bloor no le gustan las inyecciones, pero se las aguantó por la posibilidad de liberarse de las jaquecas.

Aunque algunas de estas áreas son similares a las que se atienden en los tratamientos cosméticos contra las arrugas, el objetivo es diferente.

«Lo que pensamos es que cuando se trata de la migraña, el Botox está afectando la información sensorial, no los músculos».

El Botox evita que los nervios lleven las señales que el celebro envía para contraer los músculos, lo que resulta en esos rostros lisos y sin expresión.

Pero parece que también impide que esos nervios le lleven señales al cerebro, y eso ayuda a los que sufren de migrañas.

Unas semanas más tarde…

Según Weatherall, hay gente que nota los beneficios del Botox en cuestión de días. Pero es más típico que la mejoría ocurra en un par de semanas.

Cuando Bloor vuelve a hablar con la BBC, parece otro hombre.

«Hay gente que describe el tratamiento con Botox como si fuera un interruptor que apaga las jaquecas. A mí me ha dado más libertad para hacer cosas sin tener que estar pensando: ‘¿qué pasa si…? ¿será que puedo…?'», dice, entusiasmado, Bloor.

«Al hacer planes con amigos los fines de semana, pude disfrutar y no estarme preocupando porque me fuera a dar una migraña que me debilitara completamente».

Esta es una historia de un tratamiento descubierto por casualidad, que además les está dando pistas a los expertos sobre las causas mismas de la condición.

Nos recuerda que en la medicina, a veces las mejores soluciones surgen en los lugares más inesperados.

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