Las hormonas femeninas son las otras culpables de la ‘menopausia’ masculina

Por Laura Tardón (El Mundo)
Fecha: 12/09/2013

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La testosterona no es la única culpable de la falta de deseo sexual que algunos hombres muestran con la edad. Esta especie de ‘menopausia masculina’ reduce su libido, incrementa la grasa corporal e incluso puede provocar disfunciones sexuales. En la jerga médica, es lo que se conoce como hipogonadismo, un trastorno que los expertos acusaban a la merma de testosterona. Sin embargo, una investigación que acaba de publicar la revista ‘The New England Journal of Medicine’ arroja novedades. Al parecer, los estrógenos también tienen voz en el desarrollo de esta enfermedad.

Aunque la principal hormona sexual del hombre es la testosterona, «también tenemos una pequeña cantidad de estrógenos circulando por el organismo (la testosterona se transforma en estrógenos por la acción de una enzima denominada aromatasa)», argumenta Jorge Vallejo, médico adjunto del servicio de Urología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Hasta la fecha, explica, «no se pensaba que pudieran tener una acción fisiológica importante en el hombre», pero en vista de los resultados que se desprenden de la nueva investigación, realizada por el Massachusetts General Hospital (MGH), los conceptos podrían cambiar.

Un grupo de científicos liderado por Joel Finkelstein puso en marcha un estudio con 198 hombres sanos entre 20 y 50 años. «Queríamos comprobar a partir de qué niveles de testosterona empiezan a producirse los síntomas que se atribuyen a la andropausia y si realmente se deben al déficit de esta hormona, a los estrógenos o a ambas».

La andropausia, explica Javier de la Peña, jefe de Servicio de Urología del Hospital La Paz de Madrid, «es un fenómeno como la menopausia, con una serie de síntomas ligados a la edad: el músculo pierde volumen y fuerza, aumenta la grasa corporal, se cae el vello del cuerpo (no de la cabeza), pueden aparecer estrías, osteoporosis, declina el deseo sexual y puede causar disfunción eréctil».

A día de hoy, el diagnóstico de este trastorno se realiza a través de un análisis de sangre, poniendo el punto de mira sólo en los niveles de testosterona. Sin embargo, y teniendo en cuenta que una pequeña porción de esta hormona se convierte en estrógeno, «cuanto más alto sea el nivel de testosterona, más se convierte en estrógeno». Y viceversa, «cualquier disminución de testosterona se traduce en menos cantidad de estrógeno», señalan los autores del trabajo.

«Hay muchas hormonas implicadas en este trastorno masculino, pero, como dicen las guías clínicas de la Asociación Europea de Urología, como no se saben cuáles son ni cuáles son sus valores normales, de momento, es la testosterona la que nos indica quién tiene andropausia», expone Eduardo García Cruz, urólogo del Hospital Clínic de Barcelona.

Menos estrógenos

Para analizar la relevancia de ambas hormonas (testosterona y estrógenos), Finkelstein y su equipo dividieron a los 198 participantes en dos grupos. Primero, todos ellos fueron tratados con un medicamento que suprime la producción normal de todas las hormonas reproductivas. Después, uno de los grupos recibieron dosis diarias de un gel de testosterona (una de las formas de administración de terapia sustitutiva de testosterona) durante 16 semanas. El resto obtuvo las mismas dosis de esta hormona además de un inhibidor de aromatasa, con el objetivo de suprimir la reconversión de testosterona en estrógenos.

A todos los participantes se les realizó un análisis de sangre y se registraron sus medidas (antes y después del experimento) de la grasa corporal, el volumen y la fuerza muscular. También completaron un cuestionario sobre su vitalidad, su el estado general de su salud y su deseo sexual.

En el primer grupo, la acumulación de grasa se observa cuando los niveles de testosterona empienzan a caer. La disminución de la masa y la fuerza muscular no se aprecian hasta que la cantidad de esta hormona eran significativamente bajos. En cuanto al deseo sexual, va disminuyendo progresivamente con la reducción de testosterona y la disfunción eréctil no ocurre hasta que los niveles son muy bajos.

En el segundo grupo, los resultados en cuanto a la grasa corporal y el tono muscular no sufrieron variaciones, es decir, la supresión de la síntesis de estrógenos no tuvo efecto significativo añadido al de la reducción de testosterona. Sí lo tuvo en lo referente a la función sexual.Cuando la síntesis de estrógenos se suprimía el deseo sexual se resentía notablemente.

Aún por ratificar

De confirmarse el papel de los estrógenos, concluyen los autores de la investigación, significaría que para diagnosticar el hipogonadismo masculino (andropausia) «no sólo habría que analizar los niveles de testosterona en sangre, como se hace hasta la fecha. Además, habría que valorar la cantidad de estrógenos».

En la práctica clínica, el problema a la hora de diagnosticar andropausia es que «muchos de sus síntomas se asumen como normales al hecho de envejecer«, apunta García Cruz. El síntoma que más nos guía, por el que vienen a consultarnos, es la disfunción eréctil».

«La falta de interés sexual nos pone en alerta», añade el doctor Vallejo. «Es ahí cuando pedimos la determinación de testosterona». En función de los resultados, los síntomas y de cada paciente, «indicamos una terapia sustitutiva de testosterona». Los beneficios, coinciden los expertos, «están bastante demostrados». Si futuras investigaciones ratifican el trabajo de Massachusset, «el abordaje, quizás podría cambiar».

 

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